La ansiedad y su relación con los alimentos puede ser una combinación bastante peligrosa que puede tener efectos negativos en tu salud. En la actualidad, con el ritmo de vida tan acelerado que tenemos, es muy común sufrir de episodios de ansiedad. De hecho, es más común de lo que pensamos. La ansiedad es un estado emocional caracterizado por sentimientos de temor, tensión y sufrimiento ante un peligro que se supone va a suceder. Si llega a un estado de gravedad, puede comenzar a influir sobre los hábitos y comportamientos como, por ejemplo, la alimentación. Cuando hablamos de ansiedad por comer nos referimos a ese estado en el que la persona come sin tener hambre real y de manera objetiva.
A continuación, te compartimos algunas señales para que puedas detectar si estás comiendo por ansiedad.
Recurres a la comida cuando estás triste
Cuando te sientes frustrado, triste o deprimido acudes a la cocina por algo rápido y poco saludable para calmar esa desazón que sientes en tu interior. Es la ansiedad, no el apetito, la que te lleva hasta allí.
Comes en exceso hasta sentirte completamente llena.
La ansiedad puede llevar a una persona a comer demasiado. Esto lleva a empachos o atracones que, en muchos casos, te provocan malestar.
Comes rápidamente, hasta el punto de atragantarse.
Ingieres tus alimentos atropelladamente y sin disfrutarlos porque el cerebro no es capaz de aminorar esa sensación de preocupación o estrés y eso se refleja en la forma de engullir.
Te levantas en la madrugada a comer
La ansiedad impide que duermas normalmente. Muchas veces una persona ansiosa encuentra ese refugio en la comida y baja a altas horas de la noche para asaltar el refrigerador.
Picas entre horas
Cuando sufrimos de ansiedad, tendemos a buscar vías de escape. Por lo tanto, se busca cualquier excusa para picar entre horas y se multiplican los momentos de ingesta a lo largo del día.
Ahora, te compartimos algunas recomendaciones para evitar la ingesta de alimentos por ansiedad:
- Tomar conciencia del problema y consultar a un especialista.
- Escuchar a nuestro cuerpo.
- Evitar la ingesta de café, alcohol, y alimentos altos en azúcar.
- Encuentra snacks saludables.
- Aprende a respirar cuando te sientas ansiosa.
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